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lunes, 20 de mayo de 2013

La hormiga en la oreja

No sé como empezar este relato, era adolescente y mi vida estaba pasando por una etapa de transición. Era 25 de diciembre, día de Navidad, era una tarde hermosa y por decir tranquila después de la noche anterior de comer el tradicional panetón y chocolate y la cena navideña peruana que era más o menos un pavo horneado y para los más modestos el pollito asado en casita bien condimentado, luego de reventar algunos cohetecillos en la calle, oler el humo característico de aquellos noches, perros aullando en la calle que a la verdad eran los que mal lo pasaban esa nochebuena. Eso pensé, hasta que desperté en cama con una molestia en el oído derecho. Me volvía a acostar pero nada, algo pasaba escuchaba ruidos, mire alrededor aparentemente era una tarde navideña como todas tranquilas y aburridas. Hasta que me dí cuenta que el problema estaba dentro de mi pequeña oreja. Sentí la molestia que me hacía notar que por ser día de navidad no todo iba a ser color de rosa.

Algo iba a cambiar mi noción de un día típico de navidad por un desesperante dolor y ruidos en mi oído. No pude más y tuve que avisar a mi tío para que me acompañará al hospital, no quise ir sólo no vaya a suceder que me internaran de urgencia con un cuadro psicótico depresivo y me derivasen hacía algún hospital psiquiátrico. No serán síntomas primarios de la locura, me preguntaba en el paradero junto con mi tío  en ese tiempo la parada estaba a una cuadra de mi casa en la calle Otto Kieffer, donde pasaba la linea 2, linea de colectivos que después cambio su ruta por los constantes atracos y asaltos que sufría en el barrio.
Al llegar al hospital Carrión llegamos al lugar donde se recibían sólo emergencias medicas, y claro que lo mio era de urgencia pero nos hicieron esperar unos minutos afuera de la sala.

Saben amigos lectores, esa tarde mis ojos vieron más sangre que la película de Rambo o de Freddy Krueger juntos, una cosa es verlo por cine o tv. pero esto era real y mejor que 3D,  una persona se acercaba con un gran corte en la pierna y la sangre chorreando y para colmo venía sin nadie que lo ayudara, otra persona venia en camilla desmayado por que se había peleado con su vecino que estaba con la novia y otro con la cabeza rota y brazos fracturados y casi desfigurado porque discutieron en la casa de sus suegros y sus cuñados se la cobraron esa noche con él y una señora atropellada por un auto y mas tarde el conductor borracho luego de la paliza que recibió por el atropello.

El  ruido en la oreja me hacía ver las cosas distintas.¿Qué hago un día de navidad viendo esta pasarela de terror? Era demasiado para un adolescente como yo. Se me fue la idea de que la Navidad era un día de amor en familia, una noche de obsequiar regalos y de perdón.

Todo lo que puede hacer un poco de alcohol en las personas, que actúa como un potente desinhibidor  y saca a flote los sentimientos más oscuros guardados en el alma. Cuantas navidades personas que pensaban pasarla muy bien terminaron en la sala de un hospital o tal vez bajo tierra con un epitafio que decía lo bueno que era.

Estaba nervioso cuando me llamaron de la sala de urgencia, entre con mi tío y me echaron en una de las camillas. ¿Que te pasa joven?, me preguntaban mirándome por todos lados como buscando alguna enorme herida o algún cuchillo entre el "abdomen". El oído, es el oído murmure. Uno de ellos trajo una pinza y un aparatito largo que tenia un pequeño foco y  me revisaron inmediatamente, luego de unos segundos, el dolor y el ruido desapareció. Era una hormiga, me lo mostró con la pinza y aun estaba viva, pero según el medico el cerumen o la cera, ese líquido que nos sale de el oído es un mecanismo de defensa para cualquier insecto molesto que quiera meterse.


Nuestros oídos están diseñados para oír pero protegidos contra los insectos, pero para la boca somos nosotros quienes decidimos lo que comemos y hablamos. Impedimos que las moscas, hormigas, entren  pero permitimos que salgan moscas, cucarachas y hasta culebras. 
La palabra de Dios nos dice en el evangelio de San Lucas capitulo 6 versículo 45:


"El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca."


Que es lo que abunda en nosotros, pues de eso hablaremos, pensaremos, y hasta escribiremos.
Somos nosotros los dueños de lo que hablamos y de lo que callamos. Ellas nos honraran o nos condenaran. Ellas darán bendición o maldición. 
Entiendo que no sólo debo preocuparme por lo que escucho sino también por lo que sale de mi boca. 
Ese día no mate la hormiga, la deje caminar por el piso del hospital. Ahora uno entiende que pudo haber sido peor, y que es mejor preocuparse más de nuestro corazón que lo que tenemos en la mesa de Navidad o cualquier otra celebración. Porque lo que me alimentara será lo que salga de mi boca. Ellas impedirán muchas veces que lo que empezó con una celebración termine en una tragedia.
Ahora sé que no sólo hay que quitarnos la hormiga en la oreja que no nos dejar escuchar bien sino también la mosca, cucarachas y grillos de la boca que nos hacen hablar mal de los demás y de nosotros mismos.

Ahora me despido y bendiciones para todos.