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lunes, 4 de febrero de 2013

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El fruto prohibido

Tengo un alumno que siempre que le preguntaba por la tarea me daba una excusa: profesor no la hice por tal motivo. Estaba cansado de escucharlas y era muy ingenioso para crearlas, por ello opte que hiciera todos los problemas en clase.
Sabe el problema no son las excusas, el problema de fondo es la mentira.

No todos queremos afrontar las responsabilidades, muchos de nosotros queremos evitarlas. Cuando nos acostumbramos a las mentiras estamos realmente en problemas, porque daremos siempre excusa para todo y esto pasa en primer lugar por no aceptar nuestras debilidades, como lo es el temor a ser rechazado por decir la verdad.

Ocultamos nuestra falta de preparación, cuando decimos no pude hacerlo por tal motivo.
Siempre lo pudimos hacer mejor "sino fuera por". Esto puede ser un problema nacional, desde el mas simple obrero hasta la presidencia nacional. También lo podemos ver en los deportes cuantas veces hemos escuchado esto: ¡el arbitro nos robo el partido! verdad, jugamos como nunca pero perdimos como siempre.

Cuando la excusa se transforma en echarle la culpa a los demás, a la situación, a nuestros padres, al vecino, al presidente y hasta Dios. La excusa entonces se transforma en el medio para esconder nuestras propias culpas.

Esta historia es conocida desde el origen del hombre, cuando la serpiente que era astuta engaño a Eva, para que comiera del fruto prohibido del árbol del bien y del mal, al hacerlo ella convenció a Adan, para que  hiciera lo mismo.

Después ellos se escondían de la presencia de Dios. Cuando Dios les pregunto a Adan si había comido del fruto prohibido, Adan respondió: la mujer que me diste por compañera ella me la dio, cuando Dios le preguntó a Eva, ella respondió: la serpiente me engaño y comí.

Seria una bella historia con un buen final, si Dios hubiere aceptado sus excusas y hubiere amonestado sólo a la serpiente, pero fue totalmente diferente, ellos eran tan culpables para Dios como la serpiente.

Así estamos tú y yo cuando tenemos una buena excusa para dejar de hacer lo que debimos hacer, aunque el motivo sea aparentemente bueno, lo que acarrea no será así porque Dios no nos exime de las consecuencias.

Sabe una cosa, que para la serpiente el fin justificaba los medios, no importa cuanto tenia que mentir para lograr su propósito, el objetivo era lograr que Adan y Eva desobedecieran a Dios. 

No moriréis - le dijo  la serpiente a Eva- sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.

Cuando presentamos excusas por nuestra actitud estamos escuchando promesas falsas en nuestro interior, esas promesas que llenan nuestro ego, que estimulan nuestro amor propio y nos exime de toda responsabilidad y hace que cada día tu y yo comamos del fruto, porque aparece apetitoso ante nuestros ojos. De seguro hemos dicho estas palabras algunas veces:

¡Después de todo que malo tiene que yo salga con la secretaria verdad!(aunque sea casado)
¡Mi vida es mía , y nadie tiene que decirme nada!
¡Yo lo puedo hacer por mi mismo y no necesito del consejo de nadie !
¡ Yo puedo hacer todo lo que quiera si me gusta! 

Justamente el engaño esta en pensar que no tiene nada de malo lo que hacemos.


Proverbios capitulo catorce versículo doce la palabra de Dios nos dice:

 Hay camino que al hombre le parece derecho; 
Pero su fin es camino de muerte.

Ahora me despido de ustedes y muchas bendiciones.













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